Hubo un tiempo en que el Club Deportivo Guadalajara hizo honor a un verso de su famoso himno, dándole vida a las “Súper Chivas”, un equipo armado con la cartera y que soñó con la gloria de la Primera División.

Aquel Rebaño tomó a los mejores hombres de varios rivales, se armó hasta los dientes y encaró las campañas de 1993 al 1996 con la consigna de arrasar, aunque nunca pudo coronarse y la aventura terminó con una cambio de rumbo que, paradójicamente, terminó por darles una estrella más en el escudo,.

Crisis en el abismo

El cuadro rojiblanco atravesó el peor momento de su historia en 1993, cuando una fuerte crisis económica cimbró a uno de los equipos más populares del país. 

El Club Guadalajara Asociación Civil se encontraba en un profundo abismo del que no podían salir por sí solos, pues además, no existía un proyecto de fuerzas básicas ante la precariedad económica, arrastrando también la falta de refuerzos. 

El equipo que logró la novena corona de la institución en 1987, empezaba a dar esbozos de longevidad en la plantilla. Hombres como Demetrio Madero, Sergio Lugo, Benjamín Galindo y Eduardo de la Torre, quienes trataban de dar respaldo a una última joven camada rojiblanca que incluía nombres como los de Everaldo Bejines, Ignacio Vázquez y Armando González, entre otros. 

Sin embargo, no existía ninguna garantía en la institución rojiblanca, por lo que el futuro era bastante sombrío para las Chivas. 

El rescate del Rebaño Sagrado

Con el club cerca de una posible desaparición, los socios ofrecen al club a inversionistas para salvarlos del abismo y catapultarlos a los primeros puestos. 

Es así como inicia la gestión de Salvador Martínez Garza, un magnate que comenzó a protagonizar en el mercado mexicano debido al negocio de aceites y lubricantes con la empresa Mexicana de Lubricantes (MexLub)

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Salvador Martínez Garza rescató a las Chivas.

Con una afición clara por el chiverío desde niño, no fue problema alguno invertir en el cuadro jalisciense que, con la inversión de Salvador Martínez García, se preveía una época de estabilidad financiera como nunca antes se vio en el chiverío, pues al momento de iniciar su administración, MexLub facturaba 225 millones de dólares al año.

Comienza el andar de las “Súper Chivas”

La nueva administración no escatimó en inversiones, al inyectar 25 millones de dólares a cambio de poder explotar la marca, entradas al estadio que habían sido realmente escasas y otros beneficios relacionados al club. 

La renovación del plantel comenzó a llegar con fichajes que rompieron el mercado nacional, al ser de los mejores a disposición en el balompié azteca. 

El armado del plantel fue espectacular para el inicio de la temporada 1993-94: Eduardo Fernández, guardameta seleccionado nacional; Carlos Turribiates, material de Selección Nacional y figura de la quinta estrella del Club León en la temporada 1992-93

El mediocampo fue el mejor que pudo presumir el cuadro rojiblanco, con Alberto Coyote (ex del León), Alberto “Guamerú” García y José Manuel de la Torre, todos ellos material de la Selección Nacional Mexicana. 

En el último tramo del campo: el siempre peligroso volante Missael Espinoza y el experimentado mundialista Luis Flores, alguna vez campeón goleador con Pumas

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Missael Espinoza celebrando un gol con las “Súper Chivas”

Todos comandados desde el banquillo por Alberto Guerra, alguien que conocía mejor que nadie las entrañas rojiblancas, como campeón en la temporada 1986-87. 

Agridulce primer torneo

No obstante, la inversión millonaria no se demostró dentro del terreno, al terminar como sextos generales, con 43 puntos en 38 fechas disputadas. Llegaron a la reclasificación por ubicación en el Grupo 4, al terminar como terceros. 

En la repesca se fueron con un sabor agridulce, pues aunque cerraron en casa ante Atlético Morelia, un gol condenó su eliminación con un global de 5-4, donde los Canarios se llevaron el triunfo en el Estadio Jalisco 3-2 tras un empate en la Ida a dos goles. 

Sed de revancha para Chivas

Para la siguiente temporada (1994-95), el Rebaño Sagrado añadió dos jugadores más a la extensa plantilla que manejaba: el mediocampista Ramón Ramírez, mundialista y figura de Santos Laguna, y el artillero Daniel “Travieso” Guzmán, goleador de los Potros del Atlante. 

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Daniel Guzmán y Ramón Ramírez llegaron a redondear el plantel.

Un plantel redondeado que se reflejó en un torneo espectacular: super líderes con 52 puntos sumados en 36 juegos disputados, con una cosecha de 22 juegos ganados, ocho empatados y apenas seis perdidos, clasificando, sin problemas, a los Cuartos de Final. 

Eliminaron al Santos Laguna por goles de visitante para avanzar a Semifinales, donde se quedaron en la orilla ante Necaxa por el mismo criterio de desempate, pues terminaron empatando por la mínima en la Vuelta tras un primer partido sin anotaciones. A la postre, los Rayos se coronaron, de la mano de Manuel Lapuente.

Suman decepciones

Si en las dos primeras campañas, al menos habían llegado a la Fase Final, la temporada 1995-96 fue realmente decepcionante y no pudieron siquiera clasificar a la repesca. 

En un plantel que fue redondeado con el seleccionado Claudio Suárez y Paulo César Chávez, firmaron un torneo muy por debajo de las expectativas, siendo considerado como un auténtico fracaso a pesar de toda la inversión en el equipo.

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El joven Gustavo Nápoles en la disputa del esférico.

Al mando de Oswaldo Ardiles y Leo Benhakker, el equipo firmó una campaña para el olvido con 11 juegos ganados, 10 empatados y 13 perdidos, terminando como doceavos de la general, con 42 goles en contra por 37 a favor. 

El adiós de las “Súper Chivas” y el reenfoque del proyecto

Con estos tres fracasos consecutivos, la directiva decidió replantear el proyecto y comenzó a proyectar las fuerzas básicas para crear una sinergía entre veteranos y canteranos. 

En el banquillo, llegó el cambio más esperado y anhelado: Ricardo Ferretti comandó al Rebaño Sagrado desde el Invierno 96, comenzando a crear un equipo sólido y estable en todas las líneas que coronó en su segundo torneo al mando: Verano 97.

Las “Súper Chivas” quedaron como un fracaso enorme, dejando un claro aprendizaje en las entrañas del cuadro rojiblanco de saber invertir en buen armado de plantilla.

Néstor Galindo

Apasionado por el futbol.