Ramón Morales nunca imaginó algún día ser leyenda de las Chivas. Es más, ni siquiera soñaba con ser futbolista profesional, ya que en su adolescencia necesitaba trabajar en el tianguis para poder apoyar a su familia económicamente.
Si bien desde niño le encantaba jugar con la pelota junto a sus hermanos, en su natal La Piedad, cuando empezó a crecer aumentaron los gastos de su casa y “Ramoncito” asumió otras responsabilidades. Querer formar parte de un equipo era impensado.
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Así relató el ex futbolista del Guadalajara los inicios de su carrera en una entrevista que tuvo con el periodista Pedro Antonio Flores.
“Rechacé la oportunidad dos veces, yo estaba en la secundaria, pero por situación económica, mi padre no podía pagarnos la preparatoria. Decido salirme y ponerme a trabajar. Estaba en el tianguis con una tía que vendía comida, yo limpiaba las mesas. Íbamos a varios pueblos, como Zacapu, Churintzio (de Michoacán)”.
El talentoso zurdo ya mostraba sus dotes para este deporte por herencia de su familia y de su tío que ponía a todos los pequeños a jugar. De hecho, los “Morales” eran famosos en La Piedad por el futbol.
Y justo en ese momento de su vida, surge un equipo de la Tercera División en la ciudad, en donde además era dirigido por “Don Chava Reyes”. Entonces al saber del potencial de “Ramoncito”, uno de los entrenadores fue hasta su domicilio para que formara parte del conjunto.
“Me invita y van a mi casa. Me acuerdo que cuando lo veo llegar, me escondo debajo de la cama, le digo a mi mamá y papá que le dijeran que “yo no quiero jugar”. Ya me habían visto en la calle y me pedía que fuera a las pruebas”.
El joven se negaba, pero por una razón muy válida. Para dedicarse al futbol tenía que dejar su trabajo en el tianguis, en donde ya también vendía pantalones con un señor.
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En ese entonces ganaba 170 pesos a la semana, de los cuales sólo se quedaba con 20 para él, el resto eran para los gastos de la casa. Sin embargo, llegó un empujón para intentarlo.
“Mi papá me dice que fuera a la prueba y me convence. Tenías que subir un cerro y abajo estaba la cancha de futbol, pero cuando iba hacia la prueba, veo a mil jugadores. No llegué, me regresé, dije yo qué voy a hacer ahí”, relató.
Ramoncito Morales le mintió a sus padres de que no lo habían escogido, pero tras el primer torneo, el técnico “Gena” Ríos lo volvió a buscar. Otra vez fue a su casa y evidenció que no había asistido a las pruebas.
“Entonces le prometo a mi papá ir, me quedara o no. Y que me quedo. Fue difícil al inicio, porque yo ganaba de 170 pesos a la semana, y mi primer pago en Tercera División era de 200 pesos al mes”.
No obstante, su padre lo apoyó en esta situación y le pidió que no se preocupara. Así lo hizo, el joven disfrutó sin la presión de querer ser profesional, pero con sus valores de hacer de la mejor manera cada cosa a la que se dedica.
Empezó a llamar la atención. Primero siendo seleccionado para un equipo del Bajío y posteriormente llegando al conjunto de La Piedad, en ese entonces de la Primera A, a sus 17 años de edad.
Con esa zurda educada, se convirtió en campeón de goleo de aquella división y como lo sería años después en Chivas, tomó la capitanía. Entonces, al haber un vínculo con los Rayados de Monterrey, surge una opción de que fuera elegido para firmar en la Primera División.

Sin embargo, escogen a su compañero Roberto González y esto lo lleva a llamarle al “Tuca” Ferretti, quien estaba en Pumas, para ver si había una posibilidad de jugar con ellos. El técnico brasileño ya lo había visto en un partido de Copa y le hizo una invitación.
Pero otra vez el destino tendría una señal para “Ramoncito”. Justo cuando iba a tomar su camión hacia la capital, le llaman que su amigo no se quiso ir a Monterrey y que por ende, él tomaría su lugar.
Morales debutó en la Primera División con Rayados de Monterrey en 1995, para cuatro años después arribar al Guadalajara, sin saber que se convertiría en una de las Glorias del Rebaño.
Curiosamente se reencontraría con Ricardo Ferretti y aquí seguiría una trayectoria que ya es más conocida, llegando al clímax cuando con Chivas levantó el trofeo como campeón del 2006.
