Desde muy pequeño Jair Pereira entendió lo que es el trabajo duro y creció vendiendo raspados en las afueras del estadio de Irapuato, soñando con algún día ser futbolista sin saber en ese momento que llegaría a ser campeón de la Liga MX con las Chivas

Aunque su nacimiento fue en Cuautla, Morelos, el destino lo llevó muy pronto a la ciudad fresera, en donde comenzó su gusto por este deporte. No sin antes tener que luchar mucho junto a su familia para salir adelante.  

“Por trabajo de mi papá nos vamos a Irapuato, ahí tuve mi infancia, hasta prepa… me tocó a ayudar a mi papá en la venta de quesos, tenía sus rutas por las rancherías…siempre lo admiramos porque hacía todo para que no nos faltara nada de comer”, contó el ex futbolista en una entrevista con el periodista Pedro Antonio Flores.

En ese entonces, el futbol era algo idealizado para Jair Pereira, quien no conocía todo el enorme esfuerzo que hacen miles de jóvenes en busca de obtener una oportunidad en los equipos profesionales.

“De niño, yo vendía raspados afuera del Estadio Sergio León Chávez y veía a los jugadores cuando salían en sus coches y los niños se acercaban a pedirles una foto. Era algo muy bonito, que la gente los admiraba, la parte final de un futbolista… quizás como niño lo sueñas”. 

Durante esta plática, el defensa detalló el tortuoso camino hasta la Primera División, pasando por fuerzas básicas del Guadalajara, Atlante y Cruz Azul. Incluso hubo momentos en los que su familia le pedían desistir, por la vida tan austera que tenía en la Ciudad de México. 

“Al principio les costó trabajo, recuerdo que fue mi papá a verme donde yo vivía y casi se le salieron las lágrimas. Me decía ‘hijo regrésate a Irapuato, allá no te faltará nada, tienes casa y qué comer’, pero yo le decía que estaba bien, aunque las condiciones sí eran malas, yo no tenía regadera, me bañaba a jicarazos con agua fría, ratas en la cocina, ventanas quebradas…”, relató el ex jugador. 

Sin embargo, el “Comandante”, como también es apodado, fue perseverante y luchó hasta poder debutar con la Máquina en el máximo circuito. Aquí empezó a destacar hasta que en 2013 llamó la atención de Jorge Vergara y fue fichado por las Chivas

Posteriormente se convirtió en un bastión de la zaga rojiblanca y se consagró con el título del Clausura 2017 por parte del Rebaño que dirigía Matías Almeyda. Un sueño que empezó en las calles de la ciudad fresera.

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Néstor Galindo

Apasionado por el futbol.